Un euro al día
Un estudio realizado en los países nórdicos señala que la disponibilidad y la accesibilidad del equipamiento es el factor que más facilita y estimula el uso educativo de las TIC. Esto parece bastante obvio, pero el hecho que así se afirme en un informe realizado por una consultora independiente financiada por los departamentos de educación de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia le da un tono muy alto de respetabilidad y de fiabilidad.
O sea que podemos dar por confirmado lo que en cierta manera (muchos) ya sabíamos: que disponer de amplios recursos informáticos es imprescindible para cambiar la práctica de la educación. A nivel de un centro educativo la destreza ejercitada, el conocimiento empírico y el autosoporte de una cierta masa crítica de profesorado son los factores fundamentales para que tome cuerpo la innovación basada en las TIC, mucho más que las teorías y los cursos. Innovar es cambiar las prácticas sociales, y no puede haber bastante práctica si no hay suficientes herramientas al alcance de todos, profesores y alumnos.
Es sencillo cuantificar el volumen necesario de recursos informáticos cuando el objetivo es que cada profesor o profesora haga sus clases con la ayuda de un ordenador. Facilitar la integración de las TIC en la práctica del profesorado requiere, esencialmente, la creación de una infraestructura de centro con las mejores condiciones de seguridad y disponibilidad.
Pero la cosa no es tan sencilla cuando el objetivo es cambiar la práctica del alumnado dándole oportunidades reales de que sea más activo y responsable en su trabajo, porque entonces son los alumnos los que tienen que tener a su alcance los recursos informáticos, de una manera amplia y continuada. En el caso más óptimo diríamos que han de disponer de ordenadores individuales (personales) de manera permanente. Es decir, un ordenador por cada alumno, o como dicen en los USA, "1-to-1 computing".
Un estudio de todos los "sistemas escolares" de los Estados Unidos de al menos 4,000 alumnos (un total de 2,500 "sistemas" diferentes regidos por autoridades locales) ha puesto de manifiesto que en el año 2006 el 23% de estos sistemas estaba implementando proyectos de "1-to-1 computing ". Con el incremento de los presupuestos educativos parece que esta tendencia se va a acelerar, y más si se tiene en cuenta que dar protagonismo al alumnado mediante el uso de las TIC tiene unos resultados preliminares apreciables en términos de menor absentismo, de menos problemas de disciplina y de mejora de las destrezas de escritura, resultados que ya se venían percibiendo en proyectos pioneros como el de Henrico County o el del estado de Maine.
En nuestro país, ¿qué se podría hacer con un euro por alumno al día? Si se tomara como base un colectivo inicial "experimental" de unos cuántos miles de alumnos (o incluso, de unas decenas de millares) en centros apropiados, ¿que no se podría hacer con 365 euros por alumno y año? Con 1,460 euros en cuatro años, ¿no podría tener cada alumno un ordenador portátil con todo tipo de software, mantenimiento, garantía, infraestructura de centro, servicios de apoyo? Y, muy especialmente, ¿no se podrían incluir dentro de este coste contenidos digitales libres y de pago sustancialmente alternativos a los libros de texto? Pensando en términos de prueba en una escala suficiente, ¿no sería esta una manera práctica de investigar como se pueden afrontar conjuntamente la crisis de resultados y de comportamientos, la división digital y el todavía más problemático "skills gap"?
En los USA parece que lo empiezan a hacer, y un 30% más barato: hay quién dice que esto se puede conseguir con un dólar al día . Seguro que avanzar por esta línea no es fácil en ningún sentido, ni tiene una rentabilidad educativa inmediata. Sin embargo hará falta seguirlo de cerca, y sobre todo, ¡experimentarlo!
Ferran Ruiz Tarragó
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