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Notas de opinión

El suicidio de un profesor “poco eficaz”

A finales de septiembre de 2010, el profesor Rigoberto Ruelas, que en 14 años no había faltado nunca a su trabajo en la Miramonte Elementary School, escuela del distrito de Los Ángeles (LAUSD, Los Ángeles Unified School District), pidió un sustituto por dos días pero no volvió. Denunciada su desaparición, al cabo de poco lo encontraron muerto en el fondo de un barranco. El coroner (el oficial de justicia que investiga los casos de muerte violenta que hemos visto en tantas películas norteamericanas) dictaminó que se trataba de un suicidio. Había saltado de un puente de 30 metros de altura. Aparcado cerca estaba su coche pero no se encontró ninguna nota. 

El mes antes este maestro había sido clasificado como profesor "menos eficaz que la media" en una base de datos nominal con el análisis del "valor añadido" (value-added analysis) efectuado a todos los profesores del distrito escolar LAUSD. Esta base de datos fue elaborada por iniciativa del diario The Los Angeles Times (LA Times) y publicada en este mismo medio de comunicación. En dicha base de datos cada profesor recibe una de las siguientes calificaciones: "least effective", "less effective" (than average), "average", "more effective" (than average) y "most effective". Y la recibe tres veces: por su trabajo en matemáticas, por su labor en inglés y en conjunto como profesor. 

El análisis del valor añadido es un método estadístico que hace una estimación de la efectividad de un profesor o de una escuela en base a las puntuaciones de los estudiantes en los tests estándar de matemáticas y de inglés de acuerdo con los "California Standards Tests". Para cada alumno en particular, el "valor que le añade" o le aporta el profesor (o la escuela) durante el curso académico se calcula a partir de la diferencia entre el resultado que obtiene en la evaluación externa y una proyección de los resultados que debería alcanzar en función de su rendimiento anterior. La puntuación de cada profesor individual se calcula a partir de los "valores añadidos" de sus alumnos y lo mismo se hace con la puntuación de los centros. Obviamente, cuando no se consiguen los resultados previstos, el rating del profesor o del centro es negativo. 

LA Times presenta esta actuación como una combinación de servicio público y de ejercicio de periodismo de investigación, en base al argumento de que el distrito escolar LAUSD dispone de los datos de rendimiento escolar de muchos años pero que hasta ahora ha carecido de la voluntad de emplearlos para informar a la sociedad de "manera objetiva" (ver nota al final) sobre la eficacia de los profesores y del sistema educativo. Como se explica en las FAQ de LA Times, el diario tomó la decisión de elaborar este índice y de publicarlo para dar a conocer el rendimiento de unos empleados públicos que proporcionan un importante servicio, en la creencia de que los padres y el público tienen el derecho para juzgar por ellos mismos en base a información objetiva. No hay noticias, sin embargo, que plantee iniciativas similares para otros colectivos de servidores públicos. 

Volviendo a "Rigo", el infortunado protagonista de esta Nota, sus compañeros de trabajo señalan que era una persona con un gran compromiso profesional, que siempre estaba con los alumnos, se quedaba después del horario para atenderlos y a menudo trabajaba fines de semana con jóvenes de una comunidad desfavorecida, marcada por la pobreza, las bandas y la marginación. Un artículo de The New York Times informa que, según sus colegas, ser calificado como "less effective" que la media le deprimió mucho. En el blog LAWeekly, su hermano apunta que esta valoración pública fue la causa de su muerte, siendo como era una persona que se tomaba su trabajo muy en serio. En el foro de Univisión un amigo del difunto profesor añade un supuesto mobbing de la dirección a las causas del estado de ánimo que le llevó a la fatal decisión. 

No soy nadie para opinar ni mucho menos saber si estos fueron los motivos reales del suicidio de Rigoberto Ruelas, si hubo otras causas o si fue la gota que colmó un vaso que ya estaba lleno, por los motivos que fueran. Sin embargo creo que la humillación pública de una persona puede tener consecuencias catastróficas, de modo que me siento inclinado a admitirlo como hipótesis. Lo que para una persona puede ser sólo una molestia o un disgusto para otra puede ser motivo de depresión, de pérdida de esperanza en el futuro y de desubicación y descrédito en su mundo. ¿No hay acaso muchas depresiones entre el profesorado, entre nuestro propio profesorado? A modo de ejemplos, no hace mucho se suicidó en Barcelona un trabajador en paro que había sido desahuciado. Igualmente, hace sólo unos días, la desesperación de un joven tunecino por los abusos del poder y la falta de horizontes vitales llevó a un suicidio que ha hecho caer el régimen político de su país. O, también, un hijo de Madoff hace un mes que se suicidó, aparentemente incapaz de soportar la presión que le ha originado la estafa de su padre y las sospechas inducidas. Y no hablemos ahora del creciente fenómeno de los estudiantes de países orientales que se suicidan por la presión de los exámenes, de la institución escolar y de sus propias familias.

Dediquemos un momento a las olas provocadas por este caso. Hay gente que proclama que la relación entre el suicidio de Ruelas y la valoración de su eficacia es una conjetura indigna empleada por profesores inmovilistas y manipulada por elementos corporativistas y unions que defienden privilegios profesionales y no quieren que los profesores incompetentes deban dar cuentas de su actuación. Hay que proclaman que a la fuerza Rigo tenía que ser un mal profesor, pues ningún buen profesor habría permitido que sus alumnos tuvieran que vivir el trauma del suicidio de su propio maestro. Otros lo aprovechan para afirmar que Miramonte, la escuela de Ruelas (una escuela valorada como "mínimamente eficaz"), es un ejemplo de lo que pasa cuando se tolera la inmigración ilegal y las escuelas se saturan de alumnos sin conocimientos del idioma del país ni competencias educativas básicas. 

Los amigos y conocidos de Rigo encuentran extremadamente ofensivo que periodistas y bloggers que no lo conocían ni han estado nunca en su escuela sean capaces de poner en cuestión su competencia y dedicación, sin haber hecho un esfuerzo real de investigar su trayectoria. La irritación se hace particularmente particularmente patente por la aceptación acrítica de las medidas de cálculo del "valor añadido", el desconocimiento del trabajo real en las aulas -especialmente en centros difíciles- que muestran los "opinadores" y la falta de escrúpulos y de compromiso con la veracidad de un cierto periodismo. 

En este sentido se expresa una profesora, puntuada con el equivalente a un "average" en eficacia, para la que la acción conjunta de LA Times y LAUSD ha desanimado y desmoralizado muchos profesores honestos y dedicados a su trabajo. En sus palabras, "poner puntuaciones de eficacia en Internet ha sido desastroso y ha destruido de manera irrevocable la dignidad, el autorespeto, la reputación e incluso la carrera de una miríada de profesores excelentes y compasivos, profesores que, durante muchos años, han ido por encima y más allá del último toque de timbre del día para servir a sus alumnos y su escuela." Siguiendo con sus palabras, "es especialmente insidioso que los datos fueran defectuosos en el sentido de que fueron recogidos mediante un proceso inconsistente e incompleto. El análisis de los datos ignora completamente factores que contribuyen a bajar el rendimiento y las grandes carencias de equidad que hay dentro de las aulas de cada escuela." Y eso lo dice con pena una persona que siempre ha trabajado con el objetivo de "instilar en cada estudiante el amor al aprendizaje y desarrollar personas capaces de aprender de manera permanente. Porque, sin el amor por aprender, nunca podrán alcanzar su máximo potencial." 

Opino que las sentidas palabras de esta profesora sintetizan la lección que deberíamos sacar, para evitar que una "cultura de la evaluación" irreflexiva, simplista, engañosa y barata nos lleve hacia callejones sin salida -educativamente contraproducentes y humanamente devastadores- de muy difícil salida. 

Ferran Ruiz Tarragó 
frtarrago@gmail.com 
http://www.xtec.cat/~fruiz/ 
http://twitter.com/frtarrago 

Nota final. Quien desee profundizar sobre cómo se puntúan las "pruebas objetivas" sin miedo a que se le pongan los cabellos de punta puede leer "The Loneliness of the Long-Distance Test Scorer". También puede dar un vistazo a mi artículo Los Centros Educativos ante la rendición de cuentas: “lessons from America" publicado en la revista "Organización y Gestión educativa" (núm. 5, septiembre-octubre de 2010).

3 comentarios

Pascual Pérez Royo -

Alumno chiquilicuatre

El labio por el piercing perforado,
mochila al hombro, a modo de excursión,
un aire entre chulesco y desolado,
caída gorra y desmotivación.

Mas es un as liando el chocolate;
Si a su novia con doce llevó al catre
fue solo por amor, no disparate.
No hay móvil ni licor que no idolatre.

El muro ajeno alegra con su arte
y dicen los expertos que así explora
las vías de expresión de las que parte.

Si baja a “orientación”, cómo enamora
con muestras de talento a aquel que imparte
lecciones de equidad liberadora.

Don Pasquale

http://deseducativos.com/2011/03/14/alumno-chiquilicuatre/

-

Pedro, estoy totalmente de acuerdo con lo que señalas.

Si no recuerdo mal, en el estudio "The Cambridge Primary Review" del que
hablé en un post anterior, se dice que los profesores son acusados del
fracaso de unas políticas en cuya elaboración y despliegue no han tenido
ningún papel, sólo el de "mandados". Y todo esto es potencialmente aplicable
al caso de España. Se trataría de aprender de los errores ajenos antes de
tener que lamentarnos aún más por los fallos en nuestras políticas, en
concreto con las relativas a la rendición de cuentas de los profesores y de
los centros docentes.

Un abrazo,

Ferran


2011/1/16 Blogia

pedro sarmiento -

El paro, la crisis y otros factores han centrado en los profesores de primaria en EEUU las miradas de una forma exagerada. Un sistema educativo que funciona como parte de un complejo engranaje social se ve sometido, de repente, a una gran simplificación: si la educación no funciona, los profesores tienen la culpa. Las condiciones laborales ventajosas de los profesores se vuelven ahora en su contra, los profesores son un chivo expiatorio de muchos problemas y cada vez más políticos adoptan sistemas de evaluación aparentemente objetivos, aplican a los profesores métodos de evaluación parciales que presentan como resultados globales y encima salen fortalecidos porque están aplicando políticas de mano dura, cerrando escuelas, etc.

Es profundamente injusto contratar a miles y miles de personas durante décadas en unas condiciones determinadas por decisiones políticas y luego, cuando las cosas van nmal, decir que los culpables de las disfunciones son los trabajadores.

La formación inicial del profesorado, las pruebas de selección, los procesos de formación continua, las condiciones laborales y otros indicadores básicos de la calidad del profesorado y de la educación, apenas han cambiado en España mientras que se extiende la idea de que necesitamos un gran cambio educativo.

Cuando aparezcan políticos interesados en culpabilizar a los profesores de los problemas del sistema educativo, habrá que recordar las muchas decisiones de carácter político que no se tomaron durante décadas.